Pienso que el cantonés es uno de los más representativos y emblemáticos chifas de la ciudad, pues cambió el esquema del típico chifa sucio, lleno de cucarachas, del que todos decían que se comía iguanas o gatos en vez de pollo, y logró posicionar la cocina china como algo gourmet, con sus elegantes salones y su aceptable atención.
El día de hoy me tocó visitarlo de casualidad, pues, estabamos terminando el paseo dominical con la familia, y a mi sobrino se le ocurrió invitarnos a comer a este restaurante. Al llegar se notaba que el lugar estaba lleno pues no había espacio para parquear por lo que tuvimos que dejar el carro a la vuelta, notamos que no había guardía que estuviera cuidando, y caminamos hacía la entrada. En la entrada nos recibe un guardía, a quién le consulté si había alguien cuidando los carros y me dijo que el mismo hacía eso también...
Ya dentro del restaurante, después de mirar un rato el estanque de peces, nos dirigimos a buscar mesa. En la entrada nadie nos recibió y se notaba que el lugar estaba algo ocupado pero no en su máxima capacidad. Tuvimos que buscar mesa por nosotros mismos y encontramos esta:
Me pareció raro, y de mal gusto, que tengamos que encontrar la mesa por nosotros mismos y que ninguno de los meseros se acercara. Casi tuvimos que empezar a limpiarla nosotros, pero en ese rato aparecieron una mujer con vestimenta china y un mesero vestido de terno.
Luego de quitar los platos, de manera muy lenta, y sin siquiera dirigirnos la palabra a parte de pedirnos permiso para limpiar, nos encontramos con unos manteles viejos y sucios, tanto para mesas como para sillas:
Le consulté al mesero en terno (que más tarde me enteré que era el "capitán"), que por qué estaban tan sucias las mesas y me supo decir que era porque el lugar estaba lleno. Le expliqué que me refería a las manchas en los manteles de las sillas y las mesas, y él sólo se fue dejándome con la palabra en la boca.
Al terminar de limpiar notamos que la mesa en la que nos tocó estaba en mal estado, como se puede ver en la siguiente foto:
Pero, en fin, luego de que limpiaron la mesa tuvimos que esperar hasta que un mesero se digne pasar por nuestra mesa para tomar el pedido. Tuvimos la suerte de que uno de ellos pasara y de que nos atendiera. Lo hizo de forma amable, pero apresurada. El restaurante estaba ocupado, pero no como para no poder atender bien a los clientes que estaban en el lugar. Aquí algunas tomas del lugar:
Se demoraron algo así como 25 minutos en servir luego de tomar el pedido, y no nos dieron las típicas masas de wantang para esperar, sólo nos llevaron las bebidas. Me parece que el problema era que los 5 meseros, 2 capitanes y 1 anfitriona, no se abastecen para atender a las cerca de 40 mesas que tiene el lugar, que tienen un promedio de 6 puestos por mesa.
La comida estaba buena, nada del otro mundo, por supuesto, pero para quitar el hambre estaba bien. Tienen entradas que van desde los $5 hasta los $20, e incluyen rollos, sopas y otras. Los platos fuertes van de $8 a $30, y van desde chaulafan hasta langosta. Los postres van desde $4 a $8. Y cuentan con menúes familiares que van desde $12 hasta los $19 por persona, mínimo 4 personas.
Lo raro es que al fijarme nuevamente en la entrada, noté que tenían exhibido un premido de mejor restaurante de comida china del 2006, pero estaba sólo ese premio, al parecer no han ganado más concursos.
Mis recomendaciones al restaurante son que aumente la cantidad de meseros, que entrene al personal para que atiendan a los clientes apenas lleguen al restaurante, y les den algo para picar mientras esperan, con eso pueden reducir el estrés de la espera. También pienso que deberían reinvertir en mesas y manteles nuevos, así como de desarrollar procesos para agilizar la limpieza de las mesas luego de que los clientes terminen la comida. Pues, vamos, tampoco era un restaurante de almuerzos.
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